El karma es una ley universal, por lo tanto, no es negociable ya que se encarga de poner en equilibrio los actos de nuestras vidas pasadas. Las personas creen que el karma es un castigo, porque pasamos situaciones difíciles además de repetitivas de las que no comprendemos y, realmente son experiencia donde permite avanzar el alma en cada vida.
Las deudas kármicas son situaciones difíciles que vamos viviendo a lo largo de nuestras vidas, y hasta que comprendamos que es lo que realmente debemos de aprender, no dejaremos de vivir una y otra vez la misma situación, algunas personas creen que es fruto de su mala suerte y, realmente no lo es, es solo la oportunidad de transformar para aprender la lección. La clave es “el aprendizaje”
El karma no solo es de vidas pasadas, lo son de cadenas familiares, a nivel colectivo como los de un país…, los que vamos generando con nuestros actos en la vida actual. Es un claro ejemplo de causa y efecto.
En las terapias que se realizan de cortes kármicos, ayuda a que la persona sea consciente de su situación, ya que en ocasiones no se explican porque sigue pasando lo mismo, en ellos, en la familia, con sus parejas… lo más seguro es un karma que no se ha liberado. Por lo general si se reconoce es mucho más rápido resolver el problema o situación. “la vida es un eco lo que envías regresa a ti. Lo que siembras es lo que recoges”
Hay diferentes formas de realizar cortes kármicos, oraciones, meditaciones, rituales, entre una variedad de métodos, pero es importante un guía para que te ayude a ir a los puntos más relevantes en el pasado que hacen vivir en el presente una y otra vez la misma situación. Cuando se aprende… se corta y se libera para avanzar en su evolución.
Podemos ayudar a que comprendas que todo es perfecto en nuestras vidas, pero que sí hay herramientas para pasar esos altibajos de manera más rápida para empezar un nuevo camino.
“Lo que se sana a nivel del alma se refleja en el plano físico”.